27.3.10

No preguntar por cortesía

Ponerme en puntas de pie siempre fue tan natural. En mí, digo.

Para besarte

en la frente, en la mejilla o en tu boca. Porque no te gusta

tomarnos de la mano, aunque yo quiera.

Estaría bueno, tal vez un día

probarnos de otra forma. Ponerte

un disfraz de mí o de golondrina, o simplemente pintarte

los párpados de rosa. ¡Cómo si fueras a dejarme!

Tal vez cortarte un poquito las piernas, y hacerle un par

de extensiones a las mías, para que tengas que estirarte

casi casi todo el tiempo.

Pero ponerme en puntas de pie siempre me fue tan natural, que mejor

dejarlo así.

Y un día me pondré en puntas de pie, y te

agarraré de la mano. Y te impulsaré a saltar,

conmigo.

Y a caer,

y a gritar.

Conmigo. Y así descubrir un poquito,

un poquito,

poquito más

por qué ponerme en puntas de pie siempre fue tan natural. En mí.


11/09

No hay comentarios:

Publicar un comentario