



(Sacadas con una cámara horrenda)
Ponerme en puntas de pie siempre fue tan natural. En mí, digo.
Para besarte
en la frente, en la mejilla o en tu boca. Porque no te gusta
tomarnos de la mano, aunque yo quiera.
Estaría bueno, tal vez un día
probarnos de otra forma. Ponerte
un disfraz de mí o de golondrina, o simplemente pintarte
los párpados de rosa. ¡Cómo si fueras a dejarme!
Tal vez cortarte un poquito las piernas, y hacerle un par
de extensiones a las mías, para que tengas que estirarte
casi casi todo el tiempo.
Pero ponerme en puntas de pie siempre me fue tan natural, que mejor
dejarlo así.
Y un día me pondré en puntas de pie, y te
agarraré de la mano. Y te impulsaré a saltar,
conmigo.
Y a caer,
y a gritar.
Conmigo. Y así descubrir un poquito,
un poquito,
poquito más
por qué ponerme en puntas de pie siempre fue tan natural. En mí.
11/09